jueves, 24 de noviembre de 2011

LA LLEGADA

Cantaba, bailaba y reía...
sin saber por qué,
preso de un paréntesis inesperado,
dulce, suave y fresco.

No recordaba nada,
no importaba,
no era necesario...

Todo se había detenido
en un ligero vaivén caprichoso,
agradable, sereno y lento.

Deseaba que durase,
ansiaba detener aquel momento;
gustarlo sin prisas,
con sosiego...

Había olvidado el día y la noche,
ignoraba lo que era el tiempo;
todo quedaba al margen
de la amarga erosión de las horas,
de los días, de los años...

(OdlV – 30/05/1996)

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